LA "SANTA LOCURA" DE LOS SABIOS,
SANADORA DE LA INFELICIDAD Y MUCHOS OTROS MALES
23º Capítulo del Concilium de la Cofradía Neofranciscana de Asís opus operandi "Líber Manualis"
En su falta de comprensión, el ignorante orgulhoso le cree o acusa de "loca" al que dice hace un sabio o sabia. Lo mismo que hacen, pero con otras motivaciones, los que le acusan por oportunistas aéticos que son actuando solo por sus intereses particulares.
Los intereses ilegítimos en una comunidad o sociedad que pueden ser puestos en riesgo en lo que hacen de mal o maléfico hacía los demás, se el sabio o sabia se expresan.
Desde su don de cristalina lucidez y perfecto discernimiento, más capacidad de transmitirlo a los demás desde un Verbo breve y preciso, claro y correcto como un sol, el sabio no suele ser bien visto por el partido de los poderosos terrenales, no cristalinos o anti-cristalinos, por que ponen en riesgo sus intereses o participaciones incorrectas e ilegítimas.
En ello, él o ella están clarificando ileligitimidades en la consciencia de los demás que asume una dinámica exponencial propia capaz de cambiar circunstancias que afectan grandes intereses ilegítimos, y al hacerlo, cambian la realidad general, haciendo desaparecer los poderes nefastos.
Siempre y cuando sin producir más daño a potentados o a quién sea que le impone su propia consciencia cristalina. El sabio o sabia, a veces está asociado al arquetipo sagrado del heroe, el revolucionario, en grande o menor escala según su "vocación".
Al hacerlo desde la esencia del Ser, de su Yo superior y verdadeiro, y aunque en su interior más profundo y metafísico y filosófico sean equidistantes, el sabio o la sabia son felices. Lo mismo se lo reproducen en cadena, como que en endas de resonancia, igual para los de su entorno valen la pena.
Las personas que en la esencia de su condición humana se abren a las condiciones divinas, que en su condición humana que aman o respetan la sabiduría, tanto la humana como la Sabiduría divina.
La divina "Sophía", Sofía de los gnósticos cristianos, o crísticos, mejor, que por su naturaleza damantina es clarificado y sanadora, llena de luces para esparcir armonía, justicia y felicidad, entre tantos outros predicados, está interiorizado en los sabios y sabias. Y los perniciosos les acusan de "locos" entonces.
Sin embargo, no hay ninguna patología aquí, al contrario de los acusadores. Hay sanadores. ¿Pero que importa esto al sabio o sabia que sana y difumina la luz, al tiempo que le fortalece en el Sí Mismo? Rigurosamente Nada. Él, o ella, están radicalmente desapegados de casi todo, son libres y su libertad, o transparencia adamantina de su Ser, les atrae de la Existencia una fortaleza, y blindaje insuperablee.
Como los mismos catalizadores que son, su luminosidad -si quieren- les hace irradiantes, en vez de silenciosa y discreta, semi-"invisivel".
Sin la "Santa Loucura" el mundo humano sería aín más terrible, pero felizmente está mucho para esparcida de lo que se parece observar sin considerar este esfoque, vinculado como una rama inspirada también en la tan perseguida y ahora reduzida obra literaria - y práctica - de la Teología de la Liberación, tan hermanada le tiene incluso en la 1ª Orden Franciscana hasta, mucho más acrecida de luces, en el Neofranciscanismo.
Al lector al que nunca le ha parecido será extraño: si nunca percibió al menos por momentos que el mundo humano en el que vive es poco más que un circo, la teatralidad de una sociedad de espetáculo "de masas", una arte de la representación que consume todo lo mejor del tiempo y la energía vital de los individuos..
Todo para ocultar -para muchos, como mínimo- en realidad una sociedad materialista cruelmente desumana y corrompida, poco democrática y siempre armada hasta los dientes por si hace falta y vaya que evolución (revolucionaria a la vez) si una masa crítica suficiente de individuos se mobilizára en contra de la locura cruel creada a escala de civilización.
La agonía de un desarrollo pervertido de una civilización que prefirió basarse en el ruído cegador para la razón de la ilusión colectiva, fomentada de la escuela a los medios de comunicación y diversión, el engaño, al organizar una sociedad global como un campo de concentración, de trabajos casi muchos forzados.
Aparte, desde la objetividad, su aspecto de gigantesco manicómio global, para empezar, por que se sostiene y fomenta una civilización suicida con un un grave desvío por irracional, irresponsable y insostenible, lo que es evidente, y amenaza el porvenir de la especie humana, cuanto más su auténtico bien estar y el ser feliz, su auténtico progreso y civilización.
Los Cofrades del Neofranciscanismo son personas con conocimiento y bien informadas, por lo cuál no pueden dejar de verificar la obviedad siendo en el fondo inconformistas.
Seres que aparte visualizar un mundo humano transformado de un gran campo de concentración, con diferentes grados de infernalidad, y de matanza -por hambre - en algunas partes del planeta por ejemplo, los Cofrades reconocemoslo también como un manicómio.
Tanto es asi, que numerosas personas y colectivos no lo reconocen como tal, y aceptan en cómo está organizando y funcionando, creeyendo que lo que pasa pasa en el mundo humano es "normal". Y por si fuera poco, todavía creen que son normales, en algo más aparte el "seguir las normas, obediente y servil. Aceptar esto sí que es insano.
Admitir que se ha creado un modo de vida -en la práctica impuesto desde antes de la cuña- de normalidad patológica (con nuevas "normas" sociales, "normalidades" no escritas, de caracter desumano) y saltar fuera de este engrenaje infernal generador de infelicidad, al manos en toda la medida en que se pueda, es lo más evolucionista -y revolucionario- que se puede hacer en ésta micro-parte de la Gran Realidad. Para la liberación, espiritual, mental y física.
Para ello rescatamos nuestro la parte má diamantina y luminosa de nuestro niño interior, y lo conectamos con un Sabio ancestral interior. Ambos están en una capa esencial del Ser.
Son maestros redentores y redentoristas. Los/as Cofrades neofranciscanos tratamos de hacer que ambas dimensiones del Ser se reencuentren, y observamos como, al principio aturdidos, se empiezan a reconocer, se hablan, re-integrandose el uno en el otro, finalmente abrazados y fundidos, reunificados en una Psicosíntesis Alumbradora liberadora y sanadora del individuo. Y luego, de grupos y colectivos.
Al principio, el "ego" entra con cautela en el juego mágico de los divinos psico-arquetipos del Niño/a y el Sabio o la Sábia. Pero el magnetismo liberador y lleno de felicidad que proporcionan son un principio que elevan a las alturas de la consciencia cristalina y la percepción y la compreensión.
Si nos dejamos seducir amávelmente por la Sabiduría, y dejarnos llevar hasta arrastrados por ella, desapegados, en la elevación y amplificación de perspectivas de un modo holístico, que conllevan a la felicidad aparte la sabiduría.
Con el NiÑo Divino y el sabio/a Anciano/a de los Días, atemporales, elevan el centro de gravidad del Yo individual y levantamos vuelo encontrando nuevos mundos de cristalina belleza y felicidad.
Su universo personal renace brillantemente cunado un sabio y el niño interior se dan las manos.
Los Cofrades neofranciscanos hacemos esto, entre otros motivos, porque somos felices corruptores de la falsa normalidad, la de las normas insanas que se dicen normales. Tocamos la Flauta Mágica para que otros salgan de sus cajas y jueguen también al Juego Divino. Subvertimos la mediocridad de los/as que se creen sanos, y hasta al riesgo de su alta peligrosidad.
Porque el peligro no está en la locura, sino en su inconciencia. No hay nada más loco que un loco que se cree normal.
Afortunadamente están los que por principio no se lo toman del todo en serio, ni a su "personalidad exterior". Unos y otros son unos locos. Sólo que la la "loucura" de estos últimos es benigna y creativa, mmientras que la de los inconcientes de serlo -sea en parte o gran medida-, hizo todo de lo peor en la Historia humana.
El único problema de los locos sanos es que ven tantas cosas que no tienen un lenguaje a veces adecuado para explicar lo que ven y saben. En cambio, los pseudo-normales son muy lógicos, muy claros -justamente porque están locos- de modo que parecen en ocasiones convincentes. Es de esa forma loca que ellos establecen su monopolio.
Pero eso no importa. La vida sí comprende a los que son locos sagrados. Ellos conversan con los dioses y después a los cielos de donde salieron, dejando en su rastro luces que guiarán a otros; así continúa en el mundo la antorcha sagrada.
Es la antorcha de la santa locura, luz del mundo y sol de la humanidad, tal como nos lo ha enseñado durante toda su vida conversa y alumbrada de nuestro Amado Fundador Avatárico san Francisco de Asis.