" La Declaración
humanista secular fue publicada en 1980, porque el humanismo y, en particular el
Manifiesto humanista II, había sido sometido a duros ataques por parte de los
fundamentalismos religiosos y de las fuerzas políticas de la derecha en Estados
Unidos. Muchas de esas críticas sostenían que el humanismo secular era una
religión. En consecuencia, la enseñanza del humanismo secular en las escuelas,
argüían, violaba el principio de separación entre Iglesia y Estado y establecía
una nueva religión.
La Declaración respondía que el humanismo secular expresaba
un conjunto de valores morales y un punto de vista filosófico y científico no
teísta, que no podían hacerse equivalentes con la fe religiosa. La enseñanza del
punto de vista del humanismo secular en modo alguno violaba el principio de
separación. Al contrario, defendía la idea democrática de que el Estado secular
debería ser neutral, sin ponerse ni a favor ni en contra de la
religión.
Declaración
humanista secular
Incontables millones
de personas se han adherido racionalmente a ideales humanistas seculares y han
vivido vidas significativas, y han contribuido a la construcción de un mundo más
humano y democrático. La visión moderna del humanismo secular ha llevado a la
aplicación de la ciencia y la tecnología a la mejora de la condición humana.
Esto ha tenido un efecto positivo al reducir la pobreza, el sufrimiento en
varias partes del mundo, al prolongar la longevidad, al mejorar la
transportación y la comunicación, y en hacer posible una nueva vida para más y
más gente. Ha emancipado a cientos de millones de personas del ejercicio de la
fe ciega y los miedos de la superstición y ha contribuido a su educación y al
enriquecimiento de sus vidas.
El humanismo secular ha provisto de ímpetu a los
seres humanos para resolver sus problemas con inteligencia y perseverancia, para
conquistar fronteras geográficas y sociales, y para entender el campo de la
exploración humana y la aventura.
Hoy, lamentablemente
encaramos una variedad de tendencias antisecularistas: la reaparición de
religiones dogmáticas autoritarias; cristianismo literalista y doctrinario; un
crecimiento rápido e intransigente del clericalismo musulmán en el Medio Oriente
y Asia; la reafirmación del autoritarismo ortodoxo de la jerarquía papal
católico-romana; el judaísmo religioso nacionalista, y la regresión a las
religiones oscurantistas en Asia.
En muchas sociedades occidentales están
creciendo cultos nuevos e irracionales, así como creencias bizarras en lo
paranormal y lo oculto, tales como la creencia en la astrología, la
reencarnación, y el poder misterioso de los supuestos psíquicos. Estos
desarrollos inquietantes se dan como consecuencia de la aparición, en las
primeras décadas del siglo veinte de movimientos mesiánicos intolerantes y cuasi
religiosos totalitarios tales como el fascismo y el comunismo.
(NOTA DE LA EDICIÓN: este es el único párrafo del texto al que rechazamos y somos contrarios del todo. Contiene prejuicios descalificadoras reduccionistas que solo muestran la ignorancia al respecto del autor acerca de estos asuntos del espíritu. Confunde tradiciones espirituales venerables con ideologías abominables. Nuestra espiritualidad cristalina, en cambio, además de absolutamente libertaria y anti-sectaria, sólo fortalece las convicciones humanistas de base. La discordancia acerca de este aspecto no invalida el apoyo a todo demás).
Estos activistas
religiosos no sólo son responsables de mucho del terror y la violencia del mundo
actual sino que también son una traba para las soluciones de los problemas más
serios del mundo…
El humanismo secular
no es un dogma o un credo. Existen grandes diferencias de opinión entre los
humanistas seculares en muchos asuntos. No obstante hay un consenso aproximado
con respecto a varias proposiciones. Comprendemos que la civilización moderna
está amenazada por fuerzas contrarias a la razón, la democracia y la libertad.
Muchos creyentes religiosos no dudarán en compartir con nosotros la fe en muchos
valores humanistas seculares y democráticos. Les damos la bienvenida para que se
nos unan en la defensa de estos ideales:
1.- La libre investigación.- El primer principio del
humanismo democrático secular es su compromiso con la investigación libre. Nos
oponemos a cualquier tiranía sobre la mente del hombre, cualquier esfuerzo de
las instituciones eclesiásticas, políticas, ideológicas o sociales para socavar
el pensamiento libre.
La libre
investigación supone el reconocimiento de las libertades civiles como
integrantes de su propósito, esto es, la persona libre, la libertad de
expresión, el derecho a organizar partidos de oposición y de unirse a
asociaciones voluntarias, y la libertad de cultivar y publicar los frutos de una
libertad científica, filosófica, artística, literaria, moral y religiosa.
La
libre investigación requiere que toleremos la diversidad de opinión y que
respetemos el derecho de los individuos a expresar sus creencias, aunque ellas
sean impopulares, sin prohibición social o legal o miedo a las sanciones. Si
bien podemos tolerar puntos de vista contrastantes, esto no significa que estén
inmunes al escrutinio crítico.
La premisa guía de aquellos que creen en la libre
investigación es que la verdad puede ser descubierta, con más probabilidades, si
existe la oportunidad para el libre intercambio, con frecuencia es, impotente
como el resultado. Esto se aplica no sólo a la ciencia y a la vida diaria, sino
a la política, la economía, la moralidad, y la religión.
2.- La separación de la Iglesia y el Estado.- A causa de
su compromiso con la libertad, los humanistas seculares creen en el principio de
la separación de la Iglesia y el Estado. Las lecciones de la historia son
claras: dondequiera que una religión o ideología se establece y obtiene una
posición dominante en el estado, las opiniones minoritarias están en peligro.
Una sociedad pluralista, abierta y democrática permite que todos los puntos de
vista sean oídos.
3.- El ideal de
libertad.- Hay muchas formas de totalitarismo en el mundo moderno secular y no
secular a todos los cuales nos oponemos vigorosamente. Como secularistas
democráticos defendemos consistentemente el ideal de libertad, no sólo la
libertad de conciencia y creencia de aquellos intereses eclesiásticos, políticos
y económicos que buscan reprimirlos, sino la genuina libertad política, la toma
de decisión democrática basada en el mandato popular, el respeto por los
derechos de las minorías y la norma del derecho.
No sólo apoyamos la
independencia del control religioso si no también la libertad del control
gubernamental legítimo en un Estado de Derecho con aplicación global.
Estamos por la defensa de los derechos humanos básicos,
incluyendo el derecho de proteger la vida, la libertad, y la búsqueda de la
felicidad. En nuestra opinión, una sociedad libre debería alentar, además,
algunas medidas de libertad económica sujetas a las restricciones necesarias por
el interés público.
4.- La ética basada
en la inteligencia crítica.- El humanista secular reconoce el papel central de
la moralidad en la vida humana. La ética, ciertamente, fue desarrollada como una
rama del conocimiento humano mucho antes que las religiones proclamen sus
sistemas morales basados en la autoridad divina.
Hay una tradición filosófica
influyente que sostiene que la ética es un campo autónomo de búsqueda que los
juicios éticos pueden ser formulados independientemente de la religión revelada
y que los seres humanos pueden cultivar la razón práctica y la sabiduría y, por
su aplicación, lograr vidas virtuosas y excelentes.
Por otra parte, los
filósofos han enfatizado la necesidad de cultivar un juicio sobre las exigencias
de la vida social y para las obligaciones de un individuo y las
responsabilidades hacia los demás. De este modo, los secularistas rechazan que
la moralidad necesita originarse en la creencia religiosa o que aquellos que no
se adhieren a una doctrina sean inmorales.
Para los humanistas seculares, la conducta es, o debería
ser juzgada por la razón crítica, y su meta es desarrollar individuos autónomos
y responsables, capaces de hacer sus propias elecciones en la vida basados en la
comprensión de la conducta humana.
Como humanistas seculares creemos en la
importancia central del valor de la felicidad humana aquí y ahora. Nos oponemos
a la moralidad absolutista, aunque sostenemos que los patrones objetivos surgen,
y que los valores y principios éticos pueden ser descubiertos, en el curso de la
deliberación ética.
5.- La educación
moral.- Creemos que el desarrollo moral deberá ser cultivado en los niños y los
jóvenes adultos. No creemos que ninguna secta en particular pueda reclamar como
su propiedad exclusiva, valores tan importantes. Por consiguiente es deber de la
educación pública manejar estos valores.
6.- El escepticismo hacia lo religioso.- Como humanistas
seculares, generalmente, somos escépticos ante las afirmaciones de lo
sobrenatural. Reconocemos la importancia de la experiencia religiosa: esa
experiencia que redirige y da sentido a las vidas humanas. Negamos, en cambio,
que tales experiencias tengan algo que ver con lo sobrenatural. Consideramos al
universo el escenario dinámico de las fuerzas naturales que son comprendidas
mejor por la investigación científica.
Estamos siempre abiertos al
descubrimiento de nuevas posibilidades y fenómenos en la naturaleza. Los
humanistas seculares pueden ser agnósticos, ateos, racionalistas, o escépticos,
pero además encuentran evidencia insuficiente para el sostenimiento de que algún
propósito divino exista para el universo.
7.- La razón.- Estamos comprometidos con el uso de los
métodos racionales de investigación, la lógica y la evidencia en el desarrollo
del conocimiento y en comprobar la veracidad de las afirmaciones. Como los seres
humanos están propensos a equivocarse, estamos abiertos a la modificación de
todos los principios, incluyendo aquellos que rigen la investigación, creyendo
que pueden estar en la necesidad de una constante corrección.
Aunque no somos
tan ingenuos en creer que la razón y la ciencia puedan fácilmente resolver los
problemas humanos, sostenemos en lugar de eso que puedan producir una gran
contribución al conocimiento humano y que pueden ser de beneficio a la
humanidad. No conocemos un sustituto superior para el cultivo de la inteligencia
humana.
8.- La ciencia y la tecnología.-
Creemos que el método científico, aunque imperfecto, todavía es la manera más
fidedigna de comprender el mundo. Por eso consideramos las ciencias naturales,
biológicas, sociales y conductuales para el conocimiento del universo y el lugar
del hombre dentro de él.
Mientras seamos
conscientes y nos opongamos a los abusos de la tecnología mal aplicada y sus
posibles consecuencias perjudiciales para la ecología natural del medio ambiente
humano, se nos insta a resistir los esfuerzos irracionales para limitar los
avances tecnológicos o científicos.
Valoramos los grandes beneficios que la
ciencia y la tecnología puedan brindar a la humanidad, pero reconocemos además
la necesidad de balancear los avances científicos y tecnológicos con las
exploraciones culturales en el arte, la música y la literatura.
9.- La evolución.- Aunque de la teoría de la evolución no
se puede decir que haya llegado a su formulación final, o que sea un principio
infalible de la ciencia, con todo, está apoyada de manera impresionante por los
descubrimientos de muchas ciencias. Puede haber algunas diferencias
significativas entre los científicos sobre los mecanismos de la evolución, con
todo, la evolución de las especies está apoyada muy enérgicamente por el peso de
evidencia difícil de desechar.
10.- La
educación.- En nuestra opinión la educación debería ser el método esencial para
construir sociedades humanas libres y democráticas. Las metas de la educación
son muchas: la transmisión del conocimiento, la preparación para las
ocupaciones, las carreras y la ciudadanía democrática y el fomento del
crecimiento moral. Entre sus propósitos vitales deberá estar, además, la
tentativa de desarrollar la capacidad de la inteligencia crítica tanto en el
individuo y la comunidad.
Conclusión.- El
humanismo secular democrático es demasiado importante para que la civilización
humana lo abandone. Las personas razonables reconocerán seguramente sus
profundas contribuciones al bienestar humano. Sin embargo, estamos rodeados por
profetas del día del juicio, del desastre que siempre desean retroceder el reloj
de la historia: son la anti-ciencia, la anti-libertad, lo anti-humano.
En
contraste, la visión secular humanista es básicamente mejorativa, mirando hacia
adelante con esperanza, en vez de hacia atrás con desesperación.
Estamos
comprometidos en extender los ideales de la razón, la libertad, la oportunidad
individual y colectiva, y la democracia a través de la comunidad mundial. Los
problemas que la humanidad encarara en el futuro -como en el pasado- sin duda,
serán complejos y difíciles. Sin embargo, si ella sobrevive podrá hacerlo
imponiéndose creatividad y coraje.
El humanismo secular pone la confianza en la
inteligencia humana más que en la guía divina. Escéptico ante las teorías de
redención, castigo y reencarnación, los humanistas seculares, intentan
aproximarse a la situación humana en términos realístas: los seres humanos son
responsables de su propio destino.
Creemos que es posible producir un mundo más humano,
basado en los métodos de la razón y los principios de la tolerancia, compromiso,
y las negociaciones de la diferencia. Reconocemos la necesidad de modestia
intelectual y la voluntad de revisar la creencias a la luz de la crítica.
De
este modo, el consenso es, a veces, realizable. Mientras que las emociones son
importantes no necesitamos recurrir a panaceas de salvación, escapar a través de
la ilusión o de algún salto desesperado hacia la pasión y la violencia.
Deploramos el crecimiento de credos intolerantes y sectarios que fomentan el
odio. En un mundo hundido por el oscurantismo y el irracionalismo es vital que
los ideales de la ciudad secular no se pierdan".
La reiteramos ahora en estos tiempos.
Saludos cristalinos,
Francisco Boström.