LA
EDAD DE LOS DIOSES
El Tiempo de las Piedras, Está más Cercano al No-Tiempo del Espíritu.
"La escala de tiempo
de los minerales refleja una edad más cercana a la de los dioses que
a la de la condición humana. Los cristales existen a lo largo de períodos de tiempo tan
largos que, en relación al ser humano actual, más bien tienen la edad de seres inmortales. Así que el tiempo geológico está emparentado
con la edad real del ser humano en su esencia.
El
grado de consciencia dotado de una medida de tiempo geológico se
corresponde a la esencia de la gema cristalina interior espiritual
del Ser humano. Minerales tan ancianos como el magmático cuarzo hialino son maestros del tiempo eterno y divino. Meditar con uno de
estos inmortales maestros de la transparencia es, por lo tanto, una práctica impulsora del despertar de la consciencia cristalina personal.
Es
un medio eficaz de autoconocimiento también, pues en cuando uno penetra en
las medidas de tiempo cristalinas. Las piedras sagradas tienen unas
medidas temporales muy largas concentradas en el Ahora, que reflejan
la luz inmortal de la esencia del Ser.
El tiempo geológico está a
medio camino entre el tiempo humano y la edad de los dioses, como una
escala intermedia, un puente uniendo ambas orillas.
Podemos
pensar en términos de tiempo aleatorios y arbitrarios que el ser
humano mismo ha creado, o que fueron inventados, por otros, para
domesticarlo. Se ha organizado el tiempo en minutos, días, meses,
años y miles de millones de años. Son medidas útiles para algunas
cosas, pero también muy limitadoras, en particular, oprimiendo las calidades intrínsecas de seres singulares como las gemas con su libertad
espiritual.
Si
se quiere ver más allá de la apariencia de las cosas se tiene que
amplificar los horizontes con unas perspectivas de Tiempo mucho más
extendidas en el tiempo, lo bastante como para poder madurar hasta la
plenitud de los días.
Con relación a los miles de millones de años
del Universo, la existencia humana es menos que una centésima de
segundo, y no somos más que un pensamiento breve de la consciencia
cósmica.
Se
podría preguntar incluso si existimos de verdad o si no pasamos de
un sueño o una ficción del Mahamaya, como los hindúes denominaron
a “la gran ilusión” o falsedad creada como la realidad aparente.
Una realidad engañosa porque es captada por unos maravillosos pero limitados sentidos corporales de cognición, propios del
actual nivel evolutivo humano con un intelecto igual de restricto como para
captar la auténtica realidad, más allá de su parte "visible", sin usar otros recursos como la
intuición o los estados superiores de conciencia logrados en meditación, sin uso de sustancias naturales "amplificadoras" de la percepción ni de recursos tecnológicos.
Una
persona se cree alta, grande y fuerte, con relación a una delicada
gema preciosa en sus manos. Percibe a la mayoría de los seres vivos
como escalas inferiores del ser en comparación con él mismo.
Pero
así se olvida de que en
relación
a las fuerzas cósmicas, el ser humano tiene un tamaño y tenacidad
infinitesimales. En proporción con el resto del cosmos, el ser
humano es tan pequeño que podría caber dentro de un cristal y ser
invisible para el resto del Universo, absolutamente transparente en tanto invisibilidad.
Una
parte de la naturaleza humana objetiva parece mortal, frágil y
efímera, pero hay otra parte más esencial que es fuerte como un
diamante y tan perfecta como un cuarzo excepcional: es brillante,
eterna y la verdadera luz esencial de uno mismo.
Esta dimensión cristalina e inmaterial esencial del Ser, que se eleva sobre toda brevedad y todos los condicionantes limitadores, está manifestada en el mundo mineral cristalino en forma de Cristales Maestros. Se trata de individualidades cristalizadas que alcanzaran grados excepcionales en términos evolutivos de excelencia con relación a los demás de su propia especie y otros minerales.
Pero
para reconocer tanto a la verdadera naturaleza de los Cristales Maestros como a la esencia del propio Ser, debemos ponernos en meditación a veces en la escala de tiempo de las
gemas y las grandes rocas, familiarizándonos así con la edad de los dioses y la condición
potencial de los inmortales en la parte esencial y verdadera del propio ser.
Para experimentar la edad real del
propio ser hay que integrar la consciencia de tiempo de los minerales
en el tiempo geológico, sobre todo buscando espacio tiempo reservados solo para uno mismo, en estado de quietud y paz espiritual. Como parte de una consciencia espiritual trascendente y atemporal del propio ser."
Extracto selecionado para el blog de la Gemosofía Gemoterapéutica desde el 3º Libro de la Colección de Libros de Clases y Grados de Consciencia Cristalina del Curso Piedra Filosofal de Formación en Gemosofía y Gemoterapia Holística, parte del Tratado enciclopédico gemosófico revelador de una espiritualidad cristalina y de una Tradición Cristalina ancestral omnipresente en el mundo humano, denominado Lapidarium Boström Líber Mirabilia Mineralium, de autoría del escritor e investigador Francisco Boström.
No hay comentarios:
Publicar un comentario