sábado, 14 de julio de 2012

48º Cap.d Cofradía NeoF.: Compromiso Vital por los Oprimidos/as

48º Capítulo de Manualis Neofranciscanus Asisiano.

COMPROMISO VITAL PRIORITARIO CON LOS OPRIMIDOS
Es comprensible que los más desfavorecidos, los marginados, miserables e injusticiados por un mundo humano tan mal construido y lleno de una amplia mayoría de desheredados del progreso, incluso entre ellos mismos, odien a los que tuvieran mejor suerte que la suya.

Así también, se entiende que los más conscientes o bien informados entre los desafortunados experimenten un verdadero furor contra los que hayan tenido mejor suerte o gocen de una situación muy privilegiada, que a su vez, en realidad sabemos que es frágil y mayormente efímera.

Sin embargo, si pudieran apreciar la amargura de sus vidas con cierta paz o equidistancia, reconocerían que el bien de unos tantos les dignifica por el hecho de que al menos algunos de su especie hayan logrado, o les haya tocado, razones para alegrarse de vivir.

Aun más se consolarían de su mala suerte los más desfavorecidos si supieran que no pocos de estos individuos afortunados de su propia especie, son buenas personas que administran bien lo que pueden disfrutar y procuran, de un modo u otro, aportar avances para un progreso que tiene por meta llegar un día a todos los seres humanos.

De este modo, también existe una gran responsabilidad para ser felices que atañe a los individuos que forman la vanguardia privilegiada de un grupo u sociedad, aunque ya sean muy privilegiados en términos metafísicos simplemente por gozar de la oportunidad de ser y de existir.

La élite humana en saber, consciencia, información y poder, debe de conquistar su propia categoría relativamente superior en el día a día, por dentro y por fuera de su propia individualidad, elevando su calidad de consciencia amplificada y cristalina de ser, de estar y hacer lo correcto para el bien de todos.

Desde las alturas dónde vive, la punta de lanza de la evolución humana tiene el deber de hacer todo lo posible por colaborar en la mejoría de la condición humana -para todo el escalón de la pirámide desde lo más alto hasta los submundos infrahumanos-. Y si lo hace es para su propio benefício holístico, sin perder de vista la conservación del patrimonio propio y colectivo que esto es un patrimonio de todos, pues el auténtico bien para uno mismo depende del bien de los demás.

Este es su deber pero no lo logrará si no conspira contra los poderosos enloquecidos y sus secuaces que amenazan el futuro de la especie humana y la vida en este planeta, si no se enfrenta y triunfa por medio de la inteligencia contra la maldad o la mediocridad, contra la fuerza monstruosa que no se importa más que con su propia codicia ignorante, indigna y depredadora.

Los individuos se van pero lo que hicieran se queda. Sus vidas quedan para siempre registradas en la memoria del Universo. Entre todos, formamos un gran mosaico en el que cada uno es el centro y el protagonista del todo que afecta a si mismo y su entorno así como a la especie entera.

Cada enclave de estas redes cristalinas es el centro del sistema entero, pues se trata de un gran holograma. La obra conjunta es un cristal de espaciotiempo precioso, un diminuto y parpadeante punto de luz en el Multiverso: el espíritu encarnado como parte de la tradición humana en su gran aventura para sobrevivir y evolucionar.

Es una grave responsabilidad formar parte de la dirección del timón de esta resistente pero delicada Nave, el mundo humano, en el bólido que es la Tierra con su frágil biosfera.

Igual de intenso es el deber del resto de la tripulación y del pasaje que viaja por el cosmos en este planeta con la consciencia de que son miembros de una misma especie y partes de una gran Unidad, seres resistentes pero frágiles viajando como una isla de conocimiento en expansión en un océano de misterios por desvelar, amenazados de forma continua por fuerzas hostiles a la vida con gran poderío y magnitud.

Nuestro mundo es frágil como los tres barcos rudimentales de madera con los cuales españoles e portugueses atravesaron el Atlántico para alcanzar el continente americano allá por el año 1500 d.P. Es cierto que con mínimos o escasos medios logramos grandes hechos o descubrimientos.

Es el caso de la consciencia cristalina de lo que es la dignidad intrínseca de lo humano, así como de los demás seres vivos con los que compartimos el mismo planeta, la urgencia de que salvaguardemos las buenas conquistas y superemos todo de inadmisible que hay que transmutar y hacer desaparecer del horizonte de la vida humana.

No olvidemos que en términos evolutivos el “proyecto humano” prosigue cada día y noche, entre avances y retrocesos. Estamos algo lejos aún de realizar el potencial humano más allá de la fiera animalidad, aunque hubo grandes progresos para muchos, todavía existimos en el duro embate del camino por la humanización del homo bestialis, más próximo de las fieras que de los ángeles ascensionados de la Cristalinidad espiritual.

Pero mientras la Civilización de Cristal avanzada del homo sapiens cristalinum no se cristaliza en la historia evolutiva humana -, el presente y porvenir del homo “sapiens” bestialis y su civilización bárbara y cruel no es más que un castillo de arena junto al mar, justo antes de la subida de la marea.

O la especie humana se desplaza a niveles superiores del Sí Mismo como conjunto de individuos que conforman un mundo con una civilización avanzada, o su aventura y existencia será tragada por la misma Naturaleza que le permitió hasta ahora la oportunidad de ser y estar.

Les toca a los que más recibieron ser también los que más aporten. Individuos que colaboran en el progreso de todos, ejemplificando el mejor camino a seguir, empezando por tratar de alcanzar un grado amable y lo más digno posible de felicidad.

La clave del éxito está en la capacidad de ayudar al prójimo entendiendo que en la gran Unidad todos/as somos Un sólo Ser, en un organismo con billones de células individuales como las estrellas de una galaxia, que desarrollan sus funciones en armonía cooperando unas con otras, o la salud del conjunto del organismo queda amenazado
.
Sí la inteligencia de la cabeza hasta los pies ignora el mal estar, la enfermedad o el sufrimiento de gran parte de las células individuales del cuerpo único del género humano, a más corto que a largo plazo no quedará ningún conjunto de células privilegiadas ni descendencia.

Sin cooperación y un esfuerzo conjunto coordenado para la salud de todos -o de casi todos-, la “galaxia” del experimento de humanización tiene todas las probabilidades de perecer.

De ahí que nos urge a lo humano, como especie y civilización, un salto evolutivo humanista y humanizador, con mucha más humildad y holísmo que en el primer humanismo surgido desde el Renacimiento en Occidente, sobretodo a partir del siglo XVIII y las revoluciones de la modernidad.

Hubo retrocesos, sin duda, y terribles algunos de ellos, pero se expandió la consciencia de los derechos y deberes del ser un individuo y colectivo digno de sobrevivir y mejorar sus condiciones de vida, para uno mismo como para su descendencia si la tiene. Así ha sido, al menos hasta que el capitalismo degenerado sin frenos haya elevado por en cima de los valores humanos y ambientales los valores egoístas del “capital” deshumanizador.

La clave de todo es la generosidad. El que seamos valientes en la generosidad y la empatía con los demás, si no es por los principios éticos y metafísicos de la consciencia cristalina, sea hecho por una cuestión de pura inteligencia, o sea, en una actitud pro-vida eficaz y contundente.

Inteligencia para que la especie tenga un porvenir con auténtico progreso, o ya es evidente para la mayoría esclarecida que en caso contrario no habrá porvenir alguno para nadie, al menos en la dimensión en que nos encontramos.

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