miércoles, 27 de febrero de 2013

El Guardián, o Guardiana, de Piedras Sagradas, Cristales Vivientes.

III.2. LOS GUARDIANES DE LA PIEDRA SAGRADA.

EXTRACTO DEL NOVENO LIBRO Y GRADO DE COSNCIENCIA CRISTALINA DEL CURSO PIEDRA FILOSOFAL.

"Cuando adquirimos una piedra sagrada, es muy importante que seamos conscientes de que esta piedra no es nuestra realmente: tan solo está con nosotros, además, por un período limitado de tiempo. En realidad, no somos más que su Guardián temporal en este mundo.

Así como los bienes materiales, las personas, el trabajo o el cuerpo físico, lo que uno tiene no es del todo suyo. De hecho, la existencia nos lo presta por un tiempo, en general, muy corto. Lo que hagamos con ello —con las Gemas de la Existencia—, y como las valoramos, será la esencia de lo que llevaremos a la siguiente dimensión una vez se agota el tiempo del Alma en un cuerpo físico.

Con las piedras sagradas esta conciencia de préstamo, privilegio y provisionalidad, es clave para evitar el apego y su inevitable sufrimiento, para no caer en el triste juego de las dependencias, psicológicas y emocionales. Las piedras sagradas están precisamente para ayudarnos a lograr un grado máximo de independencia y soberanía personal.

La hermosa materialidad aparente es lo menos importante de un mineral. Lo fundamental es lo que representan: es la información espiritual que poseen. Esta información es inmaterial y refleja la esencia cristalina preciosa de Uno mismo. Recordarnos acerca de esta esencia infinitamente valiosa del Ser y de la Existencia es el supremo tesoro que contienen.

Uno no es dueño de una Gema preciosa; como mucho, es su Guardián (suponiendo desde luego, que no está del lado del enemigo de lo cristalino, o sea, de los que quieren destrozar y reventar las Gemas de la manifestación). Las Gemas no son tuyas. Nuestra suprema dignidad consiste precisamente en pertenecer a la Cristalinidad Cósmica y espiritual que está reflejada en las piedras sagradas.

La actitud respetuosa ante lo sagrado es el Yoga que más nos puede ayudar en esta vida. Esta actitud es una disciplina espiritual que despierta una magia luminosa y cristalina amplificadora de conciencia. Si conectamos con la esencia espiritual de los minerales, estamos salvados y liberados de la materia densa, oscura, caótica y opaca, y son las Gemas quienes se hacen Guardianas de nuestro bienestar físico y espiritual.

Tus Gemas son el fiel espejo perfecto de lo más precioso que existe en tu propia Esencia. La Gema te superrevalorizará.

Sucede como con todo lo demás: para acceder al Gran Tesoro de la Existencia, debemos primero reconocer y respetar a las Gemas que custodiamos, las que tenemos más cerca. Si al contrario, las maltratamos, lo perdemos todo: nos condenamos a una maldición que es dura y que perdura por largas eras. La materia cristalina es una Gran Maestra y todo lo que la afecta se amplifica innumerables veces.

Los Cristales recuerdan a su Guardián que por encima de todo es Guardián de una Gema espiritual. Una Gema espiritual de valor infinito. Con Ella en la mente y en el corazón, uno es consciente de lo que es en realidad: un Ser infinitamente rico por el simple hecho de estar vivo. Tienes una gran oportunidad, una oportunidad única. Y eres Uno con el Todo. Aprovecha: esto es la Piedra Filosofal.

Las Gemas merecen un respecto sagrado y no se las puede tratar como si fueran piedras toscas y brutas o unas bastas materias radiactivas. Ten mucho respecto: los minerales representan un tesoro espiritual. Si uno se abre a su poder, también se convierte en una Gema preciosa humana.

Cuando uno se despierta hacia los valores reales del Cristal, abre su Ser a una infinitud de gracias y bendiciones, se abre a un potencial ilimitado de plenitud y felicidad.

La materia cristalina es una realidad metafísica, inmaterial, transparente, con conciencia propia. Al llevarlas consigo en una joya, o teniéndolas en casa, como adorno sagrado o en un altar, uno es dignificado y ennoblecido por estas Gemas. Los minerales preciosos recuerdan el Ser interior y fortalecen al Yo superior de su Guardián.

El Guardián también es en si mismo un mineral sagrado, al fin y al cabo, precisamente por esto, es que puede cuidar de sus Gemas como presencias sagradas, y Luz divina cristalizada en la materia: porque él, en el fondo, sabe que también lo es, como muchos otros seres.

Así que las consagra, las mantiene limpias, las guarda en lugares especiales, protegidos, se reúne con ellas en las fechas claves para meditar. Las admira y homenajea, con velas e incienso, celebrando un rito personal sagrado. Cuidar de las Gemas produce el mismo efecto que contemplarlas. Es un Yoga que amplifica la conciencia preciosa de uno mismo.

Mientras lo hacemos, la energía cristalina nos impregna con energías divinas, nos deifica, nos enseña lo que hay que hacer con nuestra propia luz interior para ser más felices, para alcanzar una dimensión de mayor claridad en todos los aspectos de nuestra vida. La existencia gana así un amor de resplandor singular, inigualable y extraordinario, que nos permite empezar a existir en la grata compañía de otras Gemas humanas.

El Guardián se va haciendo así más consciente de las demás Esencias preciosas de la Existencia, que no había sabido valorar lo bastante hasta este momento. Por esto mismo, seguramente, porque no había todavía desarrollado esta percepción cristalina del Ser, habrá echado a perder muchos regalos de la Existencia que eran como Gemas de valor inestimable. Y las habrá perdido para siempre.

Pero a partir del momento en que uno lo entiende, e integra esta sensibilidad de Gema preciosa humana y cristalina en su mente y en su corazón, entonces, está perdonado, todo cambia: se borra desde este instante de su Karma pasado las Gemas que ha perdido o destrozado, y tú renaces para una nueva oportunidad de un dulce y maravilloso porvenir.

Porque habrás entendido que más importante que cualquier piedra, aunque fuera la más bella y la más cara del mundo, no es nada en relación con la Gema espiritual de una tierna sonrisa sincera, de un mundo interior en paz, de unos momentos o experiencias tan felices que nos las olvidarás jamás, y todas las demás Gemas espirituales de la Existencia.

Las habrás conocido, sabes que existen, por lo tanto, en el amago del Ser, sabes que todavía pueden ocurrir, incluso, sobrepasando las felicidades que conociste, porque ahora eres más sabio, y las sabrás disfrutar mucho más. Cuando recuperes la Inocencia que sabes que en la máxima esencia cristalina del Ser no perdiste nunca.

Porque sabes ahora que hay personas, situaciones, momentos e instantes, que son auténticas Gemas eternas, infinitamente preciosas, y que tú eres una de ellas. No lo olvides. Estas Gemas existen y al aprender a respetarlas, la vida empieza a respetarte más también. Hasta que un día el Guardián de Gemas se encuentra con la sabiduría de un autentico Cristal Maestro de la Transparencia en su interior y en el cosmos, y la completa autorrealización de su propio Ser.

Entonces, todo habrá valido la pena e ingresarás en un paraíso eterno de gratitudes, además, muy bien acompañado por las otras Gemas de Iniciados que llegaron a este mismo nivel divino. Recuerda que eres Luz, Guardián de Piedras Sagradas".

Francisco Boström.

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