martes, 1 de noviembre de 2011

8ºCap. d Cofradía Neo-F.: El Individuo en el Infinito


EL INDIVIDUO EN EL INFINITO

Para ejemplificar nuestra inconformidad con cualquier tipo de “pensamiento único” o exclusivismo, que el franciscanismo siempre fue lo que más anti-sectario puede haber en el zoo ideológico de las culturas, invoquemos, aparte nuestro Amado Maestro y Avatar el Khristós Francisco de Asiz, algunas palabras orientadoras de otro Gran Maestro de la Cristalinidad.


Aun el pensador Blaise Pascal no fue un Cristal Humano Adamantino Despierto al 99,9% como nuestro Amado de Asis, utilizando aquí una terminología de la Tradición de las Piedras Sagradas, no lo fue menos que un auténtico CHAD 99,3. En nuestra medida gemosófica de grados de consciencia, como describo en detalle en algunos de los 36 libros de la Enciclopedia Gemosófica, Pascal estuvo entre los que alcanzáran una amplia cosmovisión cristalina de la auténtica realidad, entre los cientos de personalidades que cito, o reproduzco sus citas, en la obra.


La oración poética-metafísica que aquí reproducimos, no faltará nunca para un neofranciscano descarriado, desviado u olvidado, sufriente, recordándole con lucidez acerca de lo que Hay, de lo que Es realmente importante, de dónde y cómo situarse. Sabrá así reponer cada cosa en su justo nivel de consciencia. Dijo este pensador de tendencias franciscanas:


“Porque, de hecho, ¿qué es el hombre en la naturaleza? Nada, en comparación con el Infinito. Todo en comparación con la Nada. Algo intermedio entre la nada y el todo. Dado que está infinitamente alejado de abarcar los extremos, el principio de las cosas y su final le están ocultos sin remedio en un secreto impenetrable, es tan incapaz de ver la Nada a partir de la que fue creado como de ver el Infinito que lo absorberá.


¿Qué puede hacer, entonces, salvo percibir las apariencias de la parte intermedia de las cosas, en una eterna desesperación por conocer tanto su origen como su final? Todas las cosas proceden de la Nada, y son conducidas hacia el Infinito. ¿Quién seguirá esos procesos maravillosos? El Autor de esos milagros los comprende. Nadie salvo él.”


Sí, Pascal, y como Él/Ella en su Divina Presencia omniconsciente reside a modo de reflejo y emanación en la Esencia del Ser de cada uno como un Cristal inmaterial de consciencia cristalina adamantina, indestructible, un microcosmos que en potencia, conoce, Sabe y Existe igual que el Todo, el Goce Divino de la compreensión holística está en el fondo de cada uno de nosotros.


El Iniciado y CHAD 99,6 Carlos Castañeda también habló de ello, sobre todo en su obra "El Lado Activo del Infinito".


Pero nuestro amado Kristós Franciscus de Asiz, un CHAD 99,9 (en la numerología cabalística, número de la "Semilla Divina" desarrollada al 10 de la Plenitud) no tanto con palabras como con su ejemplo de vida y consciencia espiritual es quién más nos enseñó acerca del Infinito.


Para el "Gran Santo de los santos", su vida y ejemplo nos muestra un Ser que ha ido mucho más allá de las palabras, alguien plenamente autorrealizado que supo vivir en la consciencia del absoluto divino desde que su mente conectó en pleno con "el Supremo", en la aurora de una iluminación espiritual de consciencia cristalina estable, inamovible.

En el misterio del absoluto, él reconocía en la naturaleza, los animales, las piedras, en sus hermanos y hermanas de la Orden Franciscana como en todos seres humanos, expresiones exteriormente inconscientes del absoluto, por lo tanto, emanaciones divinas dignas de amor. Franciscus ha vivido en estado de fusión con el absoluto, y así, resplandeciendo con la fragancia carismática de la Iliminitud.


Por que en cada individuo hay un punto de llegada y de partida al Infinito. En la dimensión superior de la Gran Realidad, en cada punto del Universo y el Multiverso está el centro de todo. A ti, lector/a, llegan virtualmente líneas matemáticas desde todo el cosmos como al centro de todo, y desde ti, fluyen ecuaciones sin límites a todas partes.


Todo lo que piensas, sientes, hablas o callas, haces o no-haces, tiene una resonancia cósmica. Tu ser y vida vienen del Infinito y al Infinito volverán. Estás inmerso en el absoluto.

La relatividad te envuelve como una pantalla fantástica en tanto "fantasía", apariencia exterior, fugaz y limitada, distorsionada del sentir la verdadera Iliminitud que existe en el aquí y Ahora. Igual que en las impresiones egóicas del ser exterior centrado en la personalidad, en la superficie cambiante del error de creerse separado y distinto de lo demás en el seno de la Gran Unidad del absoluto divino.


Si vives sólo en ésta parte exterior del ser, en la ilusión de un ego inmerso pero creyéndose separado del Todo, estás a la intemperie. Cambiarás según apunte el aire, el astral, los demás y las circunstancias. Como un árbol sin raíces, existirás "caído" aunque te encuentres de pie.


Si hay calma, te aburres, si hay tormenta, estarás atormentado. Tendrás sed pero sólo accederás al agua salada. Si los rayos solares son implacables y no te puedes abrigar, te quedarás chamuscado; si hay un ambiente gélido, estarás desnudo. Pero si en vez de la superficie, una parte de tu ser flota en ella pero lo central y lo fundamental reside en la percepción de las profundidades del Ser y la Existencia, fusionado con el absoluto más allá del tiempo, como habitante y parte del Infinito, no habrá tormenta ni circunstancia que podrá contra tu paz profunda, serenidad y felicidad esencial.


Si te mueves por la relatividad con tu cuerpo y personalidad a modo de vehículo -por la vida en sociedad, o comunidad-, pero tu centro de gravedad psicoemocional y espiritual reside establemente en la comprensión del absoluto omnipresente, ninguna ecuación reducionista podrá contra la libertad intensa de saberse un espíritu viajero por lo que no tiene límites, en un sin fin de posibilidades omnipresentes en el mismo aquí y Ahora. Asentado en las alas del Infinito, nada ni nadie te quitará una sonrisa inabalable tras la máscara de lo que se presente en tu rostro o hagan con tu cuerpo.   

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