sábado, 11 de febrero de 2012

25ºCap.d C.NeoF.: CONFIANZA ILIMITADA



CONFIANZA ILIMITADA

Lo que marca la diferencia entre el Ser razonablemente satisfecho y realizado y el que no lo está, tiene más que ver con su grado de Confianza Básica que con las circunstancias y el tipo de vida que lleva en sí mismas. Esto es claro como el más cristalina el agua de vida. Y fundamental tener muy presente la necesidad del trabajo interior para lograrla, que en mayor o menor grado suele faltar en más que la mayoría de las personas. 

Pese a que sean más o menos duras las circunstancias vitales, el individuo las experimenta mejor o peor, sin duda, en función del grado de Confianza Básica que le permite interiormente integrarlas, digerirlas, solventarlas y, finalmente, transmutarlas y trascenderlas.

Es muy importante que los Cofrades neofranciscanos lo tengan muy clara y presente ésta enseñanza del Gran Maestro de Asís, que la ha expresado siempre desde el momento único y extraordinario de su "conversión", o integración con aspectos esenciales del absoluto divino en el mundo humano y la Naturaleza.

Todo lo que siempre se ha dicho acerca de la Dicha espiritual o el estado de Gracia y Felicidad, tiene mucho que ver con esta fortaleza psico-emocional llamada Confianza Básica.

Nuestro diamante psíquico de entre los más importantes, para los/as inspirados por la armonización del ser individual con lo divino, en términos absolutamente holísticos. La misma Presencia Divina es percibida aquí, desde la confianza absoluta, plena, inamovible, en la Iliminitud de posibilidades del absoluto divino en el aquí y ahora.

Este trasfondo de bienestar es una confianza implícita, no verbalizada ni de tipo intelectual o cerebral, de que sucederá lo que es óptimo, lo mejor y más perfecto; la sensación de que pase lo que pase todo irá bien, y de que uno tiene siempre la posibilidad de dar la vuelta a los problemas, aun los más graves, para llevar a buen término su vida y sus objetivos: de que Uno camina inexorablemente hacia una feliz Plenitud y autorrealización.

Se trata de un grado instintivo de creencia o conciencia de que la realidad es buena en última instancia; de que la naturaleza, el cosmos, el Multiverso y todo lo que existe son por su propia naturaleza buenos y fiables; de que lo que sucede es lo mejor que puede suceder. Nuestro Amado santo Avatar de Asís resplandecía este carisma innato de felicidad a partir de la unión con lo divino.

La Confianza Básica consiste en una confianza no-conceptual en la bondad inmanente del Universo, en una confianza implícita y clara de que hay algo en el Universo, en la naturaleza humana y en la vida que es inherente y fundamentalmente bueno y amoroso, que nos desea lo mejor de forma que podemos confiar en ello.

No es una confianza en algo en concreto, en alguna persona o situación, sino en el trasfondo de todo, que no se ve disminuida por las circunstancias de la vida. Por el contrario, proporciona una orientación implícita en todas las circunstancias que nos permite relajarnos y sentirnos bien en ellas. Uno siente visceralmente que estamos y estaremos bien: incluso si los acontecimientos del momento nos defraudan o son dolorosos, o totalmente catastróficos, hay una esperanza de fondo que no se pierde.

Hay una sensación implícita de que el Universo nos cuidará y nos dará los medios para culminar nuestro camino. La vida, entonces, es un viaje espiritual con un sentimiento innato de seguridad y salvaguardia. Uno puede arriesgarse porque hay unas manos invisibles que lo sostienen. Uno puede sentarse y relajarse, porque todo tiene un rumbo perfecto. Pase lo que pase, uno está con Dios.

Esta es una característica clave de las personas que logran realizar un camino profesional, personal y espiritual con éxito, que coincide con las personas que experimentaron en su infancia el entorno amistoso. No obstante, muchas personas que no tuvieron este entorno amistoso llegaron a este mismo estado espiritual positivo a través de la práctica en profundidad de un camino o técnica de religión y espiritualidad. Alcanzáran el mayor de los logros: el amor, la compasión, la bondad, generadas por la felicidad serena de la unión total con el absoluto, fluyendo por Su reflejo la Iliminitud.



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