miércoles, 18 de abril de 2012

33ºCap.d Cofradía NeoF.: Respectar los/as Elejidos/as.

33º Capítulo del Manualis Concilium Neofranciscanus.




RESPECTAR LOS/AS ELEGIDOS/AS

GANASTE UN GRAN PREMIO. ¿QUE HICISTE, QUE HACES, QUE PIENSAS SEGUIR HACIENDO CON ÉL?


Tras haberte transmitido algunas oraciones claves de la Cofradía Neofranciscana (.. "¿Asiana?" ¿con apellido por homenajear el Santo Espíritu manifestado en san Francisco de Asis en vez de otros santos con el mismo primer nombre? puede ser..), de haberte propuesto mucha fluidez placentera, agilidad y confianza en la Existencia, e incluso haberte invitado a meditar sobre los ritmos en que vives tu "Tiempo" vital, en los capítulos recientes-, es llegado el momento de recordarte una trayectoria épica que viviste.

El relato es sobre tí, sobre la apopeya que hiciste para empezar a Ser en este mundo visible "conocido". En el instante preciso todo fue rápido, incluso fulminante en la mayoría de los casos, mientras en otros se aguarda cerca merodeando por un tiempo -que no se puede alargar mucho- hasta llegar a tocar el objetivo supremo y ser aceptado, penetrándolo. Fue una epopeya excepcional.  

Conoces ésta história pero dudo de que hayas reflexionado hasta sobre ella hasta sus últimas consecuencias. Por esto te pido que me acompañes en un breve repaso sobre este acontecimiento excepcional necesario para que existieras. Es una trayectória épica, y una lástima simplificarla o vulgarizarla pues en si misma es un evento de extraordinaria magnitud.

Es un acontecimiento de tal magnitud que todo lo exterior a éstos mundos interiores és insignificante. Si hubo el deseo de que ocurriera o no, si hubo sentimientos de amor o de ódio, si fue preparado para que se desencadenára o completamente inesperado, en este evento, es indiferente e insignificante.

Lo que ocurrió es en si mismo un portento increíble envolviendo un número formidable de "indivíduos" con alguna semejanza contigo, de "poco a casi nada" o mucha. Todos alí eran hermanas y hermanos en potencia, pero en aquél momento cósmico eran por igual perfectamente andróginos, sin genero manifiesto alguno. 

Imagínate fluyendo con ganas en aquél torrente tumultuoso inmenso, nadando con todas tus fuerzas para llegar adónde tenías de llegar, tirándote por una inmensa corriente vital vibrante, acuosa y acalorada, fluyendo por lo que parece ser un río subterráneo de proporciones oceánicas para tí.



Ocurrió antes de que un gran poder misterioso te lanzára en este vasto torrente caliente. Estuviste un período acompañado de muchísimas otras unidades celulares como tú en una bolsa muy agradable, pese a que en buena parte del día o noche vuestra morada era muy movida. Quedaba moviéndose de un lado a otro, arriba abajo y abajo arriba, constantemente o sin cesar. Menos mal que tenías la ley de la gravedad del Universo a tu favor, y un ambiente mayormente agradable lleno de nutrientes. 

Algunas veces vuestro espacio era espacioso, tranquilo, caliente, agradable, embora ya tenías una idea fija de una misión que cumplir, como una suerte de conocimiento infuso que dándose las circuntancias sabría que hacer. Otras vezes parecía que el lugar estaba muy apretado, provocando moléstias.

Había mucho movimiento afuera -se podía percibir- pero dentro de la bolsa puede que estuvieráis muy apretados. Pero luego ésta pressâo desaparecía, tudo se enchía de espacio vital amplio para todos.

Es muy probáble también que la morada fuera llenándose de más y más seres moleculares, en apariencia, muy parecidos a tí. Menos mal que la estructura exterior parecía aumentar de tamaño à medida en que la población crecía, en un medio acuático, nadando sin parar por un mundo gigantesco, acababa habiendo espacio para todos.

Aunque no cesaba el frenesí de la sensación intensa de que habría pronto una grave función desconocida muy importante que hacer, y que debían de estar todos en alerta porque podía suceder. Si pasára mucho tiempo sin pasar nada contigo ni con tus numerosos compañeros (una especie sin género allí, ni hembras ni varones, todos parecen andróginos), acabarías todos sin salir nunca de vuestra maleable morada original, extinguiéndose.  

Pero a tí ocurrió que saliste del mar de la bolsa directamente hacía otro lugar lo mismo de agradable, diferente, pero igual de cálido y acuoso. Fué una gran suerte. Numerosas veces los indivíduos celulares de ésta espécie saltan para impactarse con otro elemento distinto al de su mundo acuoso de orígen, el aire, dónde enseguida pierden toda energía vital y se "extinguen" tal como fueran. 

En vez de extinción, estos grupos celulares se transmutan en otra forma de sustancia cósmica terrestre. En el orden de la Natura nada se pierde, en la Gran Perfección, todo tiene una función en la Gran Armonía: se transforma, se transmuta y prosigue. 

Hay casos mucho piores como el salir de ahí e impactarse sólo con aire, nada más que sólo aire para aquellos seres que no sobrevivían en un ambiente que no fuera húmedo y caliente allá poco arriba de los treinta y seis grados de temperatura.

Ni te quedaste como muchos otros preso en una bolsa de material fósil, hecha de petróleo, enfriándose colectivamente hasta quedar en el frío, sin energía vital, sin vida, en un inhóspito plástico cerrado. 

Otros tantos individuos de su especie salen de aquél ajetreado pero cálido cosmos flexible para encuentrarse con un destino aún más brutal: con el agua fría corriente en baño, por ejemplo, o en los mejores casos, en un muy caliente, pero sin los nutrientes, la energía y vida del líquido orgánico.

En términos estadísticos, el que de tu morada originaria fuíste parar en otro habitát, diferente pero del mismo estilo orgánico, ya es que pasaste por un evento en general bien minoritário, "hubo suerte".

La buena suerte que te acompañó se multiplicó bastante cuando en el nuevo lugar al que "volaste" no encontraste grupos de células hostiles, grupos de ellas incluso, todas queriendo acabar contigo, ni un ambiente demasiado ácido, o subcorrientes que te alejáran de lo que anhelabas ansiosamente, es más, con auténtica pasión. 

En realidad, en aquél río oceánico, se hizo con absoluta claridad su propia razón de ser: llegar a una gran esfera viva, un lugar mágico y sagrado (aunque su portador/a o guardiâo/â no tenga ni idea de ello), dónde tendría una oportunidad, tan sólo una, quizás -recorriendo con éxito diversas más trampas mortales-. 


En ésta esfera mágica podrías acceder hacía una otra dimensión, un Cielo terrenal, un mundo enorme dónde desplegar todo el potencial que porta en sus genes volviendose "un gigante", en un cuerpo humano desarrollado, en relación al microscópico pero valiosísimo lícus espermáticum, en un mundo vasto y parte del tiempo luminoso con vistas al Infinito.





La travesía desde la entrada de la caverna mágica hasta la sublime esfera cuál un Portal al Cielo duró segundos, o en conjunto, varios minutos de correría, según las circunstancias y tus propias capacidades, atravesando la gran corriente dónde fuíste enjertado.

Lo que sucede es que eras sólo uno, en medio a muchos millones de otros grupos celulares individuales como tú pero no pudiéran con lo que era su gran misión, y sólo uno entre tantos cumpliría la misión. Ahí sí que hay un drama. Aunque el Premio sea regalado a más de uno en el mismo vientre, en el caso de los gemelos..

Sin embargo, a los que no cumplan su misión suprema, no hay tampoco una condena temible. Casi al revés: la sabia Naturaleza se les enseña, o descubren "sólos" ellos mismos/as, cómo transformarse en células infinitesimales útiles y funcionales, en el cosmos - o cuerpo- del receptor, si sus anticuerpos no les rechaza.

Los que no ganáran el Gran Premio de acceder a la Biosfera siguen viviendo en su nuevo cuerpo-habitat, esparciéndose por todo él. Las células espermáticas permanecen en el cuerpo receptor hasta tres años, cuando se extinguen la células 

Los demás no accediéron al luminoso mundo prometido pero tampoco serían exterminados: si no son ejetados fuera de la santa cueva con agua fría poco después de la comuñión feliz (preferentemente) de dos seres humanos adultos -para evitar el advenimiento de un tercero, ni hay petróleo por en medio, las células se separan, se transforman, se unen con otras y se esparcen por todo el cuerpo de la mujer Las celulas espermáticas más longevas sobreviven hasta três años, en la íris de los ojos.


Por este motivo la religión tántrica, el chamanismo y numerosas expresiones de religión o espiritualidad, tratan de marcar límites con normas estrictas para que la influencia energética de unos sobre otros por la vía sexualis sea benefactora. Pero será la própia energía mental-emocional y espiritual de la persona receptora, su grado de consciencia y energía vital, la fuerza que definirá y encaminará lo recibido en el cuerpo receptor. 


Este aspecto del coitus sacro (por natura y vocación muchos lo consideramos sagrado, aunque uno sea incluso celibatário, desde que con el consenso aprobatório de los participantes, evidente) consiste en un conocimiento largo y fascinante que no toca desarrollar en este manual de homenaje dirigido a san Francisco de Asís, como para el goce, la felicidad y autorrealización de los/as Cofrades lectores/as.

Las implicaciones energéticas de lo comentado están en el Ciclo IV de IV dedicado a los "Cristales de (l "elemento") Fuego" de la Enciclopedia Gemosófica-Gemoterapéutica, hecha Curso Piedra Filosofal

El hecho es que después de que te lanzáran en aquella corriente amazónica (referiéndome en el caso sobre una relación de dos géneros, femenino y masculino) en forma de túnel, te pusiste a nadar con tu colita llenísima de información -propia, de tus padres, y de ellos hasta el más lejano origen de la especie humana- de un modo frenético.

A la observación microscópica, se podría incluso hablar de un ejercício de natación desesperado, pero colectivo. Por que no saltaste sólo de la bolsa hacía el túnel si no acompañado de casi todos/as los que estaban contigo en el mundo anterior.

Una imagem equivalente sería la de millones de personas corriendo con el uso de todas sus fuerzas en un vasto desierto, hacía un mismo santuário salvador -como hacía una nave que conduce al paraíso-. Seguro que algunos se te pasáran por delante, mientras muchos se iban quedando hacía trás. Debías de chocar unos con otros y empurráros y ser empujado "sin querer".

Estabas cercado por todas partes entre millones de otros como tú, con el mismo objetivo. Tan igualitos todos en apariencia, juntos, en la misma región nueva y desconocida, como uno entre tantos, si tuvieras uso de razón, te creerías con probabilidades de ser victorioso/a? 

Entonces apareció en el horizonte la gran luz, la resplandeciente y muy visible esfera bio-electromagnética, en un rincón al fin del túnel. Algo muy grande en relación al tamaño del pececito con su tremenda fuerza de voluntad.


Te acercaste a una meta imponente, bella, majestuosa, justo delante de tí. Pero no estabas solo/a.. Hay un 99,9 de probabilidades de que al encontrar el Óvulo, ya lo merodeaban y tateaban diversas otras micro-individualidades celulares igual que tú, competidores, ya con el Premio "en sus manos", tocándolo, espreiándose por él, intentando penetrarlo como tu mismo lo harías poco después.

Sólo que no bastaba con tocar al Nuevo Mundo que había en el Óvulo para ganar el Gran Premio, único y supremo, además había de penetrárlo, y esto fué otro gran desafío, porque antes se dizía que la unidade espermática más potente era la que conseguía "romper" la fortaleza de la capa protectora envolvente, la "Ley del más Fuerte", pero esto ha cambiado y ya se entiende que el tema no es tan bruto y sensillo. 

Un ser espermático lleno de "defectos" es el que penetra el Nuevo Mundo, y no pocas veces sus disfunciones son graves o muy graves, y sin embargo, entran en el lugar sagrado al que todos quieren acceder.


Todo indica que no es una "cuestión de fuerza" simplemente. También entran otras habilidades del ser pre-embrionário en la ecuación de cómo entrar en el Templo. Y de lo más importante, se descubre que el Óvulo también participa no sólo pasivamente en el evento. Parece que él "se deja penetrar" por un grupo de células masculinas llevando en cuenta factores que la ciencia aun desconoce.

Tú fuíste el Elegido, o Elegida. ¿Te das cuenta de cuantos obstáculos venciste para ser concebido, para encarnar, nacer y crecer como para leer, escuchar o tactear este mensaje? Hubo muchos millones los seres celulares individuales como tú que disputaban lo que te llegó, y ocurrió.

Tus competidores no eran cópias tuyas. Cada uno era diferente de los demás. ¿Sabes que la Existencia -en el Óvulo- te hizo "Elejido/a" entre tantísimos otros, y aún dudas de lo mucho que puedes haces o deshacer en ésta oportunidad?



Se consciente Cofrade Hermano/a del privilegio que alcanzaste, y que eres único/a. Hubiera penetrado el óvulo tu compañero/a de al lado, serías una persona quizás radicalmente diferente. En este sentido entramos en alta metafísica y ya no hay "belleza" o "fealdad", alto o bajo, existe sólo el absoluto en la Unidad, infinitamente diversa. 

Sólo por haber recibido ésta posibilidad de existir, ya bastaría al conocedor/a para ser algo de feliz por el simple hecho de existir, de poder experimentar la vida, por haber recibido una posibilidad al principio muy remota de ser, de vivenciar la condición humana en su presente grado evolutivo. Pese a tanto sufrimiento y desgracias visibles, acepta con dicha este Premio que es la oportunidad de Ser luz cristalizada en forma humana.


No destruyas o degrades el Premio. Acéptalo con humildad y disfruta todo lo que puedas de ésta oportunidad, respectando a los demás animales también como Elegidos/as, merecedores de vivir con alegría y dignidad igual que tú, al hacerse consciente de la inverosímil maravilla que has logrado para entrar en lo que se conoce de la manifestación.

En todo caso, si crees que usaste y abusaste de ésta oportunidad, recuerda que esto no pára: la Corriente Vital Cósmica prosigue. Hay otros Grandes Premios, en otras dimensiones y con otros modos de llegar. Y lo mejor de todo es que si pierdes, también ganas. 

Son las maravillas del Multiverso y la Iliminitud. Pese la apariencia de caos, existimos en el interior de una Gran Perfección

     

No hay comentarios:

Publicar un comentario