martes, 9 de octubre de 2012

El Origen Ígneo de las Piedras: Cosmo-Gemo-Génesis.



COSMOGEMOGÉNESIS: EL ORÍGEN ÍGNEO DE LAS PIEDRAS SAGRADAS 


En un cristal tenemos la clara evidencia de un principio formativo, y aunque no podamos entender su vida, un cristal es, no obstante, un ser vivo”.
Nicolas Tesla, en el año 1900.
 

Cuando uno ve la aparente quietud estática de un mineral, tiende a pensar que ha sido siempre así. Pues, no. El mineral cristalino en realidad no está quieto ni es estático. Por el contrario, su naturaleza atómica y subatómica está vibrando continuamente, interaccionando con el medio, recibiendo y emitiendo ondas electromagnéticas.


Además, en el caso de los Cristales, lo que uno ve y toca es el estado avanzado de un largo proceso de cambios radicales que ha durado muchos millones de años. Esta historia vital sigue, ahora, en la Biosfera, en contacto con los seres humanos.


Todo Cristal es un anciano viajero cósmico cuya semilla tiene un origen extraterrestre y intergaláctico.


Antes de llegar al estado estable sólido cristalino, el mineral existió por un largo tiempo en otros estados.


En un sentido más que figurado y poético, si no simplemente científico y objetivo, comprendemos que antes de enfriarse como sólidos cristalinos, las piedras preexistieron por miles de millones de años, vagando por los abismos del Infinito del espacio-tiempo de nuestro universo, como vaporosos espíritus gaseosos sutilmente luminosos, coloridos, muy calientes, en los que sus elementos constituyentes ya pre-configuraban una o muchas entidades.


Los elementos que componen la parte visible, sólida y palpable de un mineral cristalizado como piedra, originariamente eran parte del material combustible de una estrella; después, fueron polvo estelar de esta estrella que explotó en su día, y luego, existió en el espacio como parte de una nube de gases cósmicos.


Al cabo de un largo período y sucesivas transmutaciones y transformaciones, estos gases calientes se reúnen, se reconfiguran y se cristalizan como un cristal precioso, una gema o un Cristal Maestro de la Transparencia, entre muchos otros minerales de numerosas clases y categorías de Cristalinidad.


Más tarde, los elementos se unieron unos con otros y se fueron enfriando, como esencia estelar hecha materia planetaria, o luz cristalizada, todavía en estado ígneo. Los antiguos chamanes, llamaban a este estado Espíritu de Fuego.


Después, los elementos que están en los gases se enfriaron aún más hasta llegar al estado líquido, muy caliente, como parte de la naturaleza magmática ígnea de nuestro planeta.


Mucho más tarde, estos concentrados de líquidos preciosos se fueron solidificando hasta llegar al estado actual.


Una vez cristalizados, sólidos y estables –un proceso que puede haber durado tan sólo unas horas como varios años–, estos minerales que vemos y tocamos pueden haber existido en el interior de la Litosfera por millones de años hasta que fueron encontrados por la mano de un minero.


Ha sido un largo viaje que empezó en los tiempos primordiales del Cosmos, que se calcula tiene alrededor de unos doce mil millones de años, contados desde la medida humana (que, desde la perspectiva cosmológica, puede ser el equivalente humano a tan sólo unos años).


Se sabe ahora que muchas de las estrellas actuales que vemos en el firmamento pueden ser la cuarta o quinta generación de las estrellas primordiales, incluido nuestro astro solar, el centro de nuestro sistema planetario.


Las estrellas poseen un ciclo vital. Las primeras nacieron por efecto gravitatorio, por enfriamiento del océano primordial de gases cósmicos, a altísimas temperaturas.


Luego, cristalizadas como astros solares, consumen su energía hasta el agotamiento, en un proceso rayano a una casi eternidad ígnea geológica. Es cuando se agotan que estallan y se reúnen con otros materiales para volver a recristalizarse más tarde como estrellas, “reencarnadas” o “reconfiguradas” como estrellas distintas.


Como veremos más adelante en profundidad, en próximas entregas del Curso <>, en otra escala, posterior y microcósmica, como en la vida de los planetas, un proceso similar que se reproduce en la recristalización de ciertos minerales, modificados por medio de un proceso natural de la Litosfera denominado metamorfismo geológico, y a sus minerales, en general, “piedras ígneas” o “rocas metamórficas”.


También el proceso se ha realizado por medio de la colisión de galaxias y de sistemas solares entre sí. De esta forma se han formado, destruido y vuelto a formar numerosos cuerpos celestes en nuestro conocido y explosivo cosmos.


A medida que evolucionan estos ciclos estelares, se van formando sistemas planetarios en los que la esencia mineral del cosmos se va cristalizando.


En este estado sólido y estable, la primera forma de energía –ígnea- al enfriar y solidificarse, va tomando formas regulares y simétricas. Se constituye como una forma de grafía o escritura: la geometría (de Geo, tierra, y de metría, medición) sagrada.


Para la antigua ciencia de la simbología, estas formas regulares y simétricas constituyen una auténtica grafía divina. Los minerales son el primer libro que ha existido, y las formas cristalinas conforman un idioma sagrado.


A través de la interpretación simbólica de la geometría, los sabios han buscado descifrar este lenguaje por el que la conciencia cósmica creadora ha plasmado un secreto conocimiento, y quizás un mensaje.


Estudiar, elucubrar y desvelar acerca de este lenguaje, ha sido desde siempre la motivación fundamental de los sabios que, como un imán, se sintieron llamados por la fascinación de las piedras.


La intuición de que los minerales cristalinos guardan un secreto: que poseen un lenguaje cósmico con una información de naturaleza trascendental, de interés cristalino-científico así como espiritual y metafísico, llena de habilidades, capacidades y poderes excepcionales, constituye la intuición básica de la Cosmo-Gemosimbología.


En las siguientes entregas de este Curso, estudiaremos como se desarrolló este fascinante proceso de cristalización de las gemas en la cosmogénesis de las Piedras: la Cosmo-gemogénesis.


Este conocimiento capacita al individuo que accede a él para ampliar notablemente su propia cosmovisión acerca de la realidad, y por lo tanto, su capacidad de intervenir y modificarla en un sentido claro y sabio de mejorarla, de hacerla más feliz y más armoniosa, en otras palabras, más bella.

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Extractos del 1º Libro del Curso Piedra Filosofal de Formación en Gemosofía y Gemoterapia Holística, parte de un tratado enciclopédico revelador de una espiritualidad cristalina denominado Lapidarium Boström Líber Mirabilia Mineralium escrito por Francisco R. Boström.   


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