lunes, 15 de octubre de 2012

El Relato Naciente de la Piedra Filosofal en Occidente





Es primera narrativa escrita conocida de una luz que inspira y arrastra la psicología de multitudes, el texto que hizo naciente en la cultura un arquetipo en el que se centró buena parte de la especulación filosófica y metafísica occidental.

Es el primer documento escrito de una saga imaginaria y espiritual a la vez que con aplicación social y política, con sus 'mitos' sagrados como el Héroe, el Mago, las sacerdotizas, el poder voluntarioso versus el inspirado por la sabuduría, la combatividad por buenas causas.

El texto evoca una piedra de fundamento civilizacional que perdura en el romanticismo de la modernidad, en la osadía de la era tecnológica, que introdujo Occidente por siglos hasta el presente, en una aventura con magnitudes sin precedentes.

Esta Piedra emana de su luz interior un camino de sabiduría, autorrealización y la culminación, en la Plenitud y la transcendéncia. La invoco en este texto sagrado en la Tradición de las Piedras que cristalízo en este libro-blog gemosófico, sacado del sexto capítulo del primer libro de la colección de libros de texto que configuram el Lapidarium gemosófico central, compartido como Curso Piedra Filosofal de Gemosofía y Gemoterapia Holística. 


"Paralelamente a la Alquimia, y a su arte de transmutación de la materia amorfa y los metales vulgares en Oro físico, Oro espiritual cristalino –toda ella centrada en la mitología y el afán de búsqueda de la Piedra Filosofal, la Piedra clave e información indispensable para la consecución de esta transmutación-, también se desarrolló en Europa otra leyenda, ésta de origen celta: la del ciclo artúrico, cuyo misterio central trataba también del Santo Grial y la Piedra Filosofal.


Una anciana pero constantemente renovada y dinámica tradición iniciática, que pervivía en Occidente a lo largo de los siglos desde tiempos inmemoriales, anteriores a los del Antiguo Egipto y la tradición abrahámica, anteriores incluso a la primera civilización de la que quedan registros escritos, literarios y arqueológicos, los sumérios.


Considerada la copa que Jesús utilizó durante la Santa Cena y con la que más tarde su discípulo José de Arimatea recogió la sangre del Maestro crucificado mientras agonizaba, el cáliz tocado por Jesús, y que –según la leyenda–, había sido tallado de una Esmeralda caída de la corona de un arcángel, durante la gran lucha que trabó con otro arcángel y sus legiones y que al final ganó expulsándolo del Cielo.


Esta Gema sumamente sagrada poseía la visión deífica directa, y el que la tuviera, podría todo. Se decía que, luego, unos caballeros medievales, monjes-guerreros, guardaban oculto el Santo Grial. Estas versiones del mito se hacen célebres en Occidente a partir de la época medieval, pero ya existían desde mucho antes, incluso antes de cristianismo.


El mito de la Piedra Filosofal ya existía en Occidente en la tradición mágica y esotérica hebrea (que a su vez, la había aprendido durante su tiempo de cautiverio en Egipto, del mismo Moisés), y entre los gnósticos, los neoplatónicos, los alquimistas y, luego, entre los cátaros albigenses.


La Piedra Filosofal, como arquetipo supremo de piedra sagrada, ya se encuentra mucho antes, incluso, en el origen de la Historia conocida, entre los sumerios, en sus mitos sobre una Piedra Celeste que los dioses habían traído a la Tierra para la instauración de su imperio terrestre y la instrucción de los seres humanos.


En la época medieval, este mito generador de civilizaciones ha sido descrito originalmente en el célebre libro Parzifal, escrito en lengua alemana por Wolfram von Eschenbach, en el año 1206 de la Era cristiana de Piscis. Escribió Wolfram:


«Unos valientes caballeros moran en el castillo de Montsalvage, donde se guarda el Grial.

Éstos son los templarios, quienes, a menudo, cabalgan lejos en busca de aventuras […] En este castillo reside una tropa de altivos guerreros.

Quiero deciros con qué se sustentan: todo lo que les sirve de alimento les viene de una piedra preciosa que, en su esencia, es toda pureza.

Si no la conocéis, os diré su nombre: se le llama lapsit exillis (*)

Por la virtud de esta piedra, el Fénix se consume y se convierte en cenizas; pero de estas cenizas renace la vida; gracias a esta piedra, el Fénix realiza su muda para reaparecer luego en todo su esplendor y más hermoso que nunca.

Cualquier hombre, por enfermo que esté, puesto en presencia de dicha piedra, con seguridad seguirá escapando de la muerte durante toda la semana que sigue al día en que la ha visto. Quien la ve deja de envejecer.

Desde el día que esta piedra se les aparece, todos los hombres y todas las mujeres recuperan el aspecto que tenían en la época de la plenitud de sus fuerzas.

Si permaneciesen en presencia de la piedra a lo largo de doscientos años, no cambiarían, sólo sus cabellos se volverían blancos.

Dicha piedra da al hombre tal vigor, que sus huesos y su carne recuperan enseguida la juventud. También lleva el nombre de Grial.»

 
(*) Nombre que podría ser la contracción de Lapis lapsus ex coelis, ‘la piedra caída del cielo’".

Extractos del 1º Libro del Curso Piedra Filosofal de Formación en Gemosofía y Gemoterapia Holística, parte de un tratado enciclopédico revelador de una espiritualidad cristalina denominado Lapidarium Boström Líber Mirabilia Mineralium escrito por Francisco R. Boström.



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