Aprovecho la oportunidad para declararme en rebelión definitiva y terminal en contra de algo de gran simbolismo y que resulta un inductor cultural muy activo, condicionando la mente con parcialidades, engaños o reduccionismos que insultan la razón holística, en concreto, el arbitrario y parcial calendario cristiano occidental y su año "2013", como cualquier otro.
En realidad, me declaro en campaña a favor de un cambio expansivo de consciencias, propugnando la aplicación de un nuevo calendario optativo que incorpore el período clásico greco-romano de Occidente a los registros de años del calendario gregoriano decidido e impuesto por el cristianismo en su fuerte versión católica "ultramontana", exagerada.
Aunque venere al Kristós, el "Ungido", el Cristo, y lo que propuso en esencia el cristianismo original en sus 150 a 200 primeros años, y cristiano por ritualística familiar y del entorno (aparte luego de una vivencia intensa durante algunos años con este Avatar), me indigna su parcialidad y violencia negacionista, le acuso de descarado "manipulador mental colectivo" que induce a error.
Este calendario niega lo más agresiva y ostensivamente la cultura del período que le precede el imperio de Occidente, entre otras formas, simplemente quitándose del calendario como algo feo y malo, pecaminoso, del que habría que deshacerse, su memoria histórica de las consciencias humanas occidentales, con algunos elementos más ricos del tesoro público que constituye las raíces de Occidente, y no solamente en este hemisferio del planeta.
(Lo mejor de) Occidente es el antiguo Egipto rescatado por el helenismo mediterráneo que lo portaba consigo esencias fundamentales, el Derecho Romano y tantas riquezas más de la cultura mediterránea greco-romana que no cabe aquí citar, el Judío-Cristianismo y la Ilustración, con la evolución de todo y más, en combinaciones con el Asia y Oriente, como la revolución industrial y, luego, tecnológica, que evoluciona hasta la diversa y polifacética así llamada modernidad.
El abuso del mesianismo cristiano-católico al destruir bibliotecas -y personas- en las llamas, a todo lo que pudo de arquitectura y la mayoría de los vestigios históricos que restaban del paganismo clásico, de rechazar los filósofos pre-cristianos alta el Alta Edad Media, de perseguir a sus contrarios hasta el exterminio físico, como incluso a su memoria, ya colma el vaso a todo el que nos imponga a los occidentales -y como código numérico, al mundo entero, como un signo de la identidad de Occidente, algo tan simbólico como todo, pero entre lo que más-, con un calendario reduccionista que intenta apagar de la realidad la extraordinaria religiosidad occidental y civilización previa al cristianismo.
Este calendario se reivindica ortodoxo, correcto, divino, pero es absolutamente heterodoxo y herético en realidad, al negar las riquezas del período del mundo occidental de Influencia griega y romana por al menos diez siglos. Es más bien el calendario de una religión en particular, occidental -o asiática, más ser más exactos- que el auténtico calendario de los pueblos de Occidente, que evidentemente, sobretodo desde el advenimiento de la revolución tecnológica, es cada vez menos cristiano.
Así que aunque siga utilizando el Calendario gregoriano cristiano a fines pragmáticos y utilitarios, me declaro viviendo interiormente al inicio del año 2766 del "Calendario Occidental Tradicional" (que no excluye el paganismo mediterráneo celta-druídico y el norte-europeo, sea escandinavo o germano por ejemplo), que sin negar al cristianismo no niega ni rechaza el período que le precede, tratando, justo al revés, de enriquecerse con su patrimonio espiritual, tratando de reintegrarlo y reincorporarlo entre las facetas del Ser.
Los números son sagrados, y co-crean la realidad. También son un modo universal de lenguaje, y patrones cósmicos de la mente divina, unos poderoso símbolos que condicionan la mente, las emociones y la totalidad de la naturaleza humana. Os invito reflexionar sobre el asunto, y pensar en jugar también al código año 2766.
Una campaña por ensanchar el calendario occidental al menos ya sería de gran valía al proponer una reflexión, y así, más cultura e inteligencia en tiempos malévolamente emocionales in extremis, con muy poco uso real de la inteligencia, y de su ejercicio como reflexión, que desarrolla un pensamiento propio, libre, digno, más pro-vida y racional, ético y holístico.
Se atribuye al semidios Rômulo la fundación de la nueva ciudad en que sería rey por designio del dios Marte en el año 753 previo al que se denominó como año del nacimiento de Jesús Cristo. Así que, aunque cristianos -o seres crísticos, mejor, al menos en intención pura y cristalina- reincorporamos la tradición greco-romana a nuestra medida anual del "tiempo".
A modo de invocación de una nueva civilización -mucho más avanzada-, simbólicamente, por medio de la propuesta de un cambio en el calendario, sugiero sumar a los "2013" años del "Occidente cristiano" el período civilizacional previo, pagano, para llegar así a las festividades del naciente año con el código numérico mucho más holístico, y completo del año 2766 como clave de un Calendario realmente Tradicional y de verdad más Holístico para el Occidente.
Es un buen avance para empezar año...
Además, en la Gemosofía más esotérica, disponemos del iniciático año 15 del nuevo Milenium Cristalinum (que dure muchos milenios..) de la Civilización de Cristal resplandeciente de tecnología y consciencia cristalinas, esotéricamente iniciado en el "año cristiano" de 1999.
Esto en términos de esoterismo gemosófico de la Tradición Cristalina, como de la vida espiritual, pues además de la fórmula cristiana conocida por todos en este hemisferio, en el día a día, y noche a noche, seguiré utilizando el habitual "013" como reduccionismo positivo del nuevo año, restándole al número dos, en tanto signo de separación y dualidad, de adelante de las fechas habituales.
Se trata de una arbitrariedad exclusivista impuestas por una religión que, por medio del calendario, trata de subliminarmente mantener a los occidentales empequeñecidos y empobrecidos, sin incluir la parte de su identidad que es greco-romana clásica, helénica y mediterránea, en su propio universo cultural.
El uso correcto de los símbolos prepara las bases de grandes sanaciones, de amplificaciones de consciencia, psico-síntesis y hechos felices y afortunados.
Así que os invito desde aquí a disfrutar mucho -si tal será posible- de los grandes desafíos del año 2766 , que podrá ser un año notablemente realizador, de gran triunfo, para muchos seres auténticos buscadores de energías cristalinas holísticas y terapéuticas para sus vidas y el mundo.
Os ofrezco desde lo más hondo un gran saludo adamantino, con el irradiante anhelo de que se cristalice un Gran Año para todos/as Gemo-Conectados, los seres de luz cristalina, los buscadores de la autorrealización en la Plenitud y la transcendencia. Recibiréis finalmente algo por el que hace mucho esperabais, por lo que luchasteis. Merecidamente, esto llegará.
Las piedras rojas son las nuestras en este año que nos exigirá máximos de fortaleza, agilidad, adaptabilidad, centramiento, serenidad interior pese a circunstancias adversas, serán potenciadoras de esta autorealización.
Nuestra clave como Gemo-Iniciados y gemo-Iniciadas en este año tiene que ver con el uso de una inteligencia intuitiva, rápida, alimentada por la meditación, con la triunfadora energía cristalina rubínica, magnetizadora de grandes triunfos y de victorias apabullantes que, en general, suele provenir del acumulo suficiente de muchas significativas pequeñas victorias diarias.
En cambio, para quienes no han hecho nada en favor de mejorías eficaces, que no han nadado más que por pantanos de egoísmo o más daño a los demás, o al que todavía esté vibrando con las viejas energías anti-cristalinas malsanas del "pasado", este será muy probablemente un año terribililis.
El triunfo del espíritu Rúber-Rubinus, del poder adamantino del Ser reflejado en el Rubí o en el Rúber-Granatus, sea fuertemente presente con todos/as.
Muchos saludos, adamantinos saludos. En Amor,
Francisco.
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