martes, 15 de mayo de 2012

37ºCap.Manual Cofradía NeoF.: Frente Amplio de Revolucionarios en Amor por la Vida y el Espíritu

37 Capítulo del Concilium Manualis Neofranciscanus:



FRENTE AMPLIO DE REVOLUCIONARIOS EN AMOR POR LA VIDA Y EL ESPÍRITU
 Nuestro Avatar logró la Gran Transmutación. La espiritualidad de Francisco de Asís era tan honda y auténtica que él reconoció incluso el lenguaje de los Elementos, de las piedras, de los pájaros y los animales, el lenguaje de la vida en todas sus manifestaciones.

A su paso, los elementos reconocen su resonancia amorosa y pacífica, y antes de que se pusiera en el camino las flores brotaban más rápido para aspirar algo más de la irradiación de su Ser.

Nuestro Avatar de la Cofradía, Él, viajero incansable por naturaleza, abnegado, pura bondade e compaixâo, entusiásta del absoluto divino omnipresente, generoso hasta más no poder, pudo comprobar en numerosas ocasiones la experiencia del amor hacía él en el mundo como un hecho natural, que ni él mismo comprendía el porqué.

Eran las frecuencias amantes y benignas de su ser interior lo que generaba esta empatía ambiental-energética como de la misma Naturaleza hacía él.
Con esta forma de ser, el Maestro Kristós Encarnado en Asís realizó grandes transformaciones, transmutó almas, familias, lugares, hizo milagros alquímicos, bodas de muchos tipos, una revolución pacífica por los siglos venideros él inicií y se quedó, transmutando las energías anti-vida, negativas o nefastas de alrededor, de la gente, de sus auras y sus contenidos psico-emocionales.

Francisco de Asis despejó sin darse cuenta numerosas opacidades kármicas en la vida de los seres que le conocieron, tanto de un modo directo como indirecto. La Divina Presencia era con él y bastaba con su presencia, o su recuerdo intenso, para que ocurriéran maravillas portentosas, con la calma discrición y humildad características del más grande de los "Franciscos".  

Tamaño era su carisma que él tenía el don de atraer numerosas gracias y bendiciones a quienes se daban con él, del mismo modo que su sola presencia espantaba los depredadores terrenales y astrales, que huían de lo que consideraban una infecta exudación aúrica –santa-.

Centrado en el absoluto, despistado de las ilusiones del mundo relativo, el Maestro transmutó, positivizó y armonizó parte del siglo y del continente que tuvo la infinita suerte y gracia de acercarse a conocerlo. Y quizás mucho más importantes que curar cuerpos físicos enfermos (que é tanto ayudó también), lo más importante: él ha llenado de luz, alegría de vivir, gratitud y felicidad a personas que teniendo todo no tienen nada, como a la inmensidad de los que sin si ejemplo y paso por el mundo no hubiéran conocido otra cosa más que la tristeza, humillación y sufrimientos en su penúria social-económica.

Es comprensible que con esta esencia santificante en acción del avatar Franciscus hayan temblado los cimientos de la maldad y la explotación, que como mínimo, ha sido con el tiempo definitivamente expelida de la consciencia moral, hasta el advenimiento de la Bestia capìtal-imperialista que dominó el mundo por completo en la segunda mitad del paradoxal y tremendo "siglo XX" del Calendario occidental.

En cambio a tanta maldad del mundo del homo "sapiens" bestialis, incluso en su época (que ya era espantosa, sobre todo desde la alta jerarquía sacerdotal y los poderosos de turno y sus devotados siervos) Francisco de Asis ejemplificó con un impacto de veraz y honesta auténticidad humanista y ecologista.

El Avatar precursor de la Edad Cristalina que vendrá tras el Gran Cambio que sustituirá el infierno por el cielo en la Tierra para los humanos, y paz para las demás especies, no solo atrajo la amistad y la empatía del Espíritu y de las criaturas de la Natura para sí y para los suyos si no se lo desdobló en espiral expansiva a su alrededor y así hasta los confines de la Tierra con el paso del "tiempo".

A lo largo de su obra vital y ejemplo resplandeciente, nuestro Amado fecundó la humanidad con las semillas del verdadero amor y la fraternidad de una nueva civilización, un mundo humano de paz, armonía, alegría y respecto, con tal intensidad de experiencia y Unión con lo Divino y lo cósmico como para irradiar ésta energía de Amor de la Tierra al infinito.

Su acción ha dejado una impronta contundente en los campos morfogénicos de la memoria colectiva. Fran de Asís empezó una revolución cuyos desdoblamientos solo ahora empiezan a germinar con más intensidad, cuando se tiene la perspectiva plena de hasta que punto el Avatar se adelantó a su época lo equivalente a siglos o miles de años.

La influencia espiritual franciscana abrió los herméticos muros de la Historia religiosa totalitaria e imperialista con una revolución pacífica, pero en nada blanda. Lo suyo es un movimiento impávido e imposible de detener, que tiene por objetivo mejorar el destino y las condiciones de la vida humana en la Tierra.

A su influencia espiritual, luego, esparcieron chispas afines o convergentes una serie de otros personajes claves que, a su vez, también fueran eficaces en cambiar a bién el tramo de la Historia que les ha tocado vivir.

Entre éstos personajes están, naturalmente, la mayoría de los santos y los revolucionarios evolucionistas no-violentos de Occidente desde entonces, del Iluminismo y la esencia espiritual de la primera Ilustración en el siglo XVIII hasta los primeros socialistas utópicos y los espíritus cultivados de los auténticos humanistas, aunque hace ya muchas décadas que se han ido excaseando en el escenario humano.

La modernidad advino de una larga cadena de movimientos e iniciativas progresistas de origenes totalmente esotéricos, gnósticos y neoplatónicos, hasta al romanticismo político europeo de izquierdas, aparentemente casi extinto con los efímeros triunfos finales del neoliberalismo anti-humanista.

En todo lo mejor que hubo para el advenimiento de lo mejor de la modernidad, estuvo presente en espíritu ña esencia espiritual de Francisco de Asís, que culmina en un momento histórico que anhela sustituir una modernidad involucionada por la Bestia de la codícia ilimitada y perversa de un sistema totalitário mundial adorador del Becerro de Oro.

Un totalitarismo en nombre de la "democracia" para obrar en su contra, que habla de "derechos humanos" para en verdad violarlos una y otra vez, que desprecia la vida, que debe desaparecer para dar lugar a una Edad Humana y Planetária avanzada, digna de un porvenir, con muchos derechos humanos (y deveres correspondientes) aplicados de verdad para toda la humanidad, dotada de la consciencia cristalina urgente cuanto a la defensa vital de la madre Naturaleza en una convivencia fraterna, si es posible con todo para ser feliz, sostenible, creativa, y hondamente respetuosa en general, todo lo contrario de lo que se impuso en el "siglo XX". Una Edad pos-antropocéntrica, holística y generosamente neohumanista.  

En este desafío para la evolución de la especie humana, nuestro Amado Francisco de Asís fué la gran luz pionera y vanguardista anunciadora de una nueva Humanidad y civilización hace ochocientos años, pero como ayer, que su presencia fue de un impacto y aplicación atemporal. 

También hubo otros/as Budhas anónimos durante los últimos siete siglos, itinerantes o sedentarios, franciscanos laicos y clarisas del pueblo, de la Orden Franciscana por consagración o en espíritu, seguidores mucho más discretos que nuestro Fundador, u otros de su influencia, pero no por ello menos importantes en sus respectivos ámbitos.

Además de muchísimos más "santos/as" y heroes y heroínas anónimos/as esparcidos por el mundo. Estamos muy bien acompañados, seres Amados/as. Celebremos y tengamos gratitud a la Existencia por ello.

Actuemos coordenadamente, aunque "sólo" en espíritu, para sembrar una civilización digna de un porvenir sobre la Tierra, inspirada también por la esencia amorosa atemporal del Amado Avatar de nuestra Cofradia espiritual, de individualistas solidarios, "anarco"-libertária y holística. Como Francisco de Asis, Sal de Vida y una luz sanadora para el mundo. En el servicio a algo más que uno mismo es dónde reside la suprema bendición de la Gracia y la Felicidad.

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